EXCURSIÓN A SEPÚLVEDA
Viernes, 1 de junio de 2012
EL
VIAJE DE IDA (Victoria)
El viernes, 1 de junio, los
alumnos de 5º fuimos de excursión a Sepúlveda (Segovia). Por el camino íbamos
cantando canciones y haciéndonos fotos. Tardamos una hora y media en llegar. Carlos, mi profesor, nos iba
contando cosas. Cuando pasábamos por Cuéllar nos dijo que según una leyenda
antigua los castillos de Íscar y Cuéllar estaban unidos por un túnel
subterráneo. Nos lo pasamos genial. Yo me bañé en un lago, Adrián vomitó y
llegamos a casa a las seis y media. Lo que más me gustó fue lo de la iglesia.
LA CASA DEL PARQUE (Rubén)
Cuando llegamos a Sepúlveda nos
bajamos del autobús y nos dirigimos a la Casa del Parque Natural de las Hoces
del río Duratón. Nos dividieron en dos grupos porque no podíamos entrar todos
juntos todos los que éramos. Mi grupo primero fue a ver la película. Cuando terminamos
de verla una guía nos informó de qué era el parque Natural de las Hoces, dónde
estábamos, qué pueblos rodeaban al Parque… También nos explicó cómo y qué
comían los animales de esa zona, sobre todo los buitres, los halcones, los
alimoches… qué envergadura tenían. Además, nos contaron que la Casa del Parque
fue la iglesia de Santiago. Así que al ser una iglesia tenía su ábside y su
cripta donde nos contaron una historia de muchísimo miedo.
A la entrada de la Casa del Parque.
Atendiendo las explicaciones de la monitora.
LA LEYENDA DE LAS TUMBAS (Juan José)
En el Centro de Interpretación de la Naturaleza había cinco partes. Voy a comentar la última, que eran unas tumbas románicas del siglo X. En una de ellas había huesos y nos contaron una leyenda que era así:
Cuando el enterrador enterraba a los nobles y veía que venían joyas con el muerto, entonces el enterrador volvía a las tumbas y robaba las joyas y se iba. Una noche el gobernador de Sepúlveda vio luces desde su casa en la iglesia, pero no hizo mucho caso. Y las dos semanas lo mismo, así que fue a ver y pilló al enterrador, que le contó que estaba cuidando las tumbas. Ya se iba el gobernador, cuando un muerto se levantó y dijo:
-Señor gobernador, no se vaya, que aquí hay un ladrón y yo sé quién es, es el enterrador.
Atendiendo como unos benditos...
Un buen bocadillo antes de emprender la marcha,
a la puerta de la Casa del Parque.
LA
VIRGEN DE LA PEÑA (Sandra)
La Virgen de la Peña es una
iglesia que está en Sepúlveda. Dentro de ella hay unas verjas y cuando hay
bodas o algo las abren. Mi profesor me dijo que ponen
verjas porque esa iglesia está siempre abierta y puede entrar quien sea y
cuando quiera. En el suelo hay unas tumbas con
números romanos y letras. El techo está hecho de unas piedras muy pesadas, pero
van sujetas a las paredes, que también son de piedra.
En el atrio de entrada a la iglesia de la Virgen de la Peña.
EL
MIRADOR DE LAS HOCES DEL RÍO DURATÓN (Noelia)
Después de ver la iglesia de la
Peña, fuimos al mirador que estaba por detrás. Con los prismáticos vimos los
buitres leonados que volaban sobre las Hoces del río Duratón. Y allí estuvimos
cinco o diez minutos viendo las Hoces y los buitres volando. Algunas personas
no tenían prismáticos, entonces otros se los dejaron. No se veía el río Duratón con los
prismáticos, pero sí se veían buitres sobrevolando las Hoces, era muy bonito,
en mi opinión. En el mirador había bancos para sentarse, eran de piedra.
Foto de grupo en el mirador de las Hoces del río Duratón.
LA
SENDA DE LOS DOS RÍOS (María)
Desde el mirador de las Hoces del
río Duratón fuimos a andar por unas montañas donde había muchos buitres.
Bajamos por unas cuestas con muchas rocas. Cuando estuvimos ya abajo, Don Mariano
nos explicó algunas flores y descansamos un poco en un riachuelo. Después continuamos la marcha, ya
nos costaba más, porque ahora había que subir y encima pegaba el sol. Estuvimos
subiendo hasta que llegamos al pueblo y allí todos teníamos muchísima sed,
menos mal que encontramos una fuente en la que nos refrescamos y llenamos
nuestras botellas.
Antes de atravesar una de las puertas de la antigua muralla de Sepúlveda.
Bajando por el empedrado de una calzada de época romana.
Ascendiendo al lado mismo de las rocas de las Hoces.
Un alto en el camino: el calor aprieta.
LAS
COMPRAS (Eva)
En las compras todo el mundo
primero fue a beber agua a la fuente, después entramos a la tienda. Todos o
casi todos nos compramos un garapito de arcilla en forma de pájaro, que cuando
le echas agua y soplas por una boquilla suena un sonido imitando a un pájaro.
Mucha gente también compró tazas, jarrones… a sus madres.
Después Erika y yo fuimos a la
Casa del Parque otra vez, corriendo, para comprarnos un peluche, porque cuando
nuestros compañeros le estaban comprando nosotras estábamos almorzando y no nos
enteramos. Todo fue genial.
Refrescándose en una fuente de Sepúlveda.
Mientras unas compran recuerdos, otras buscan la sombra.
EL
BAÑO EN LA FUENTE DE LA SALUD (Erika)
Después de andar y andar llegamos
a una especie de pequeño parque en el que había un manantial llamado la Fuente
de la Salud. El manantial tenía como unas escaleras para bajar y meterte en el
agua, pero también había como un pasillo desde el que te podías tirar al agua.
También en el fondo había una cueva. En cuanto llegamos nos pusimos el
bañador y nos tiramos al agua. Al principio pensábamos que iba a estar fría,
pero estaba buena. Nos lo pasamos muy bien jugando con los amigos en el agua.
Bañándose en la piscina natural de la Fuente de la Salud.
LA
COLADA (Andrea)
Estando en el bosque, había una
pequeña piscina y casi todos se metieron. Mi amiga Victoria fue una de ellas y
se metió en camiseta, porque no llevaba bañador. Se mojó todo y se lo ensució.
Como no tenía ropa de recambio y no sabía qué hacer, Naida y yo la propusimos
lavársela, así que eso hicimos. Después de que la ropa estuvo limpia, la
escurrimos y la pusimos en una roca caliente al sol para que se la secara, y
fue con ella limpia a casa.
Andrea y Naida lavando la ropa de Victoria, sonrientes.
LA COMIDA (Raúl)
Después de un baño en el lago
llegó la hora de la comida. Cada uno llevó su bocata y se lo comieron, unos de
pie, otros sentados. Los profes enseguida se buscaron una buena piedra para
sentarse junto con el conductor del autocar. Después hubo gente que subió al
camino y sacaron la toalla para tumbarse. Al cabo de un rato nos fuimos de
vuelta al autocar. Algunos como yo llevamos tres bocadillos y al final trajimos
uno a casa. Cuco, que se llevó un buen bocadillo para comer, se comió medio y
andaba preguntando a ver si alguno quería el otro cacho. También hubo gente que
llevó gominolas, galletas, barritas, etc.
Secándose la ropa al sol.
Subió uno a hacer aguas menores... y detrás fueron los demás.
LA VUELTA AL AUTOBÚS (Adrián)
Después de comer, una vez seca la
ropa, teníamos que volver a Íscar. Por el camino hacia el autobús, nos paramos
a mear los chicos, y Carlos, Mariano y alguna niña nos hicieron fotos (por
detrás). Rubén y yo llamamos a nuestras madres y nos dijeron que en Íscar
estaba lloviendo mucho, en cambio en Sepúlveda hacía un sol muy grande. Una vez
en el autobús nos fuimos hacia Íscar.
LA
EXCURSIÓN A SEPÚLVEDA (Naida)
Para recorrer la Senda de los dos ríos nos separamos en
dos grupos y cada uno visitaba un lugar, aunque al final era lo mismo.
Estuvimos bajando muchas cuestas, subiendo en lo que íbamos viendo buitres,
donde vivían los buitres, viendo riachuelos. Cuando ya llegamos otra vez a la
puerta de la Casa del Parque, estuvimos buscando por todo el pueblo una fuente
para refrescarnos y poder llenar las botellas, porque hacía mucho calor.
Luego nos sentamos a la sombra y
comimos gominolas y bolsas que teníamos. Y allí había una tienda en la que
vendían pajarillos hechos de madera que les echabas un poco de agua en un
agujero y se oía el sonido de un pájaro, cosas de arcilla…
La gente de 5º B en la cola del autocar.
Cuando ya llegamos al autobús,
todos estábamos ansiosos por ir al asiento de atrás. Estuvimos cantando durante
todo el camino, y algunos estuvieron tirando papelitos. Carlos se enfadó y nos
dijo que cuando llegásemos a Íscar no tenía que haber ningún papelito en el
suelo. Adrián, de la risa, vomitó y las personas que estaban atrás se tuvieron
que ir un poco adelante porque estaba lleno de vómito. Al cabo de un rato, por
fin, llegamos a Íscar.